Los poetas Fernando Sabido Sánchez, Mariano Rivera Cross, Carlos Guerrero, Domingo Faílde y Dolors Alberola en Jerez de La Frontera (Cádiz), Primavera 2013

sábado, 3 de octubre de 2015

SARA SPÍNOLA [2.131]


SARA SPÍNOLA SALCEDO

Escritora nacida en Granada en 1986, ha pasado su infancia con un libro en una mano y un bolígrafo en la otra.Durante sus estudios de bachillerato ganó el "IV premio de poesía Diego Jesús Jiménez", con la poesía "Desde mi ventana". Estudió enfermería en la Escuela universitaria de Jaén hasta 2009. Actualmente reside en Granada y prepara su siguiente obra"Corpus". 




Vilipendios
Autores: R. G. Ayllón, Sara Spínola y Antonio González Brito.
Ediciones DePapel, 2012

Los poemas de esta autora, han sido redactados de una forma visceral, partiendo tanto de experiencias como de sentimientos desapercibidos. Han sido forjados bajo la sombra del subconsciente de forma vivaz, aportando así la frescura que se perdería con otro planteamiento. Precisamente una de las peculiaridades de su estilo, es la de conseguir preservar la relación “ternura/crudeza” antes citada, sin abandonar una modalidad del verso libre que no desprecia en absoluto una lírica formalmente cuidada, que flirtea con el preciosismo. Es justo en este punto dónde confluyen, de forma complementaria y retroalimentaria, las posibles diferencias, tanto estilísticas como dialécticas, que pudieran surgir con la obra de los otros dos autores del libro.


Vilipendios surge de la unión de dibujo y poesía, donde el resultado es una explosión de experiencias e imágenes de un regusto agridulce. Es una obra en que los aspectos más soeces de la realidad se dan la mano con la naturaleza más tierna del sentir humanista.


2012

Quisiera incinerar
esa pequeña parte de ti,
ilusa e inocente,
que todo lo mancha
con su esquirla esperanzadora.
Aquella donde se esconde Dios.
Aquella donde brotan las amapolas.

Quisiera envenenar
a esa niña de ojos caleidoscópicos
con la lluvia ácida del egoísmo del mundo.

Quisiera sembrar
de espejos rotos el suelo
y emborronar tu reflejo
con el cianuro de la decepción.

Quisiera crucificar
lo hermoso del universo;
ahogar la música
entre el eco de los gritos de la guerra.

Quisiera prostituir a Europa
para que África pudiera vestirse de fiesta.

Quisiera verter petróleo en tu boca impoluta.

Y poder restregarte
las vísceras de la realidad que nos carcome
y que aproximan su cerco
a nuestra propia existencia.



Master

Absorbo tu ausencia
como parte de mí
y me siento pequeña,
yerma,
hueca,
inestable.

Eres un infinito grano de arena
atascado en mis palpitantes entrañas.
Eres un incesante y frustrante silencio
quemando cada centímetro de esta habitación.

Arden los minutos eternos en su jaula metálica
y arde mi sonrisa en el espejo,
estéril de ilusión y de amapolas.

Eres un campo de aristas
etéreas y afiladas,
empapadas por el delirio de la curiosidad.
Quizá alguien, como Bastian,
tenga la respuesta,
escondida en cada grieta de tu cruz,
oculta en el poso de tu vaso de vino.

¿Dónde están los sueños que he perseguido?
Nunca un silencio fue tan comprometedor.
Ni siquiera oigo risas.
¡Qué decepción!

[Aún sigo esperando que bajes de tus cielos.]




Superyó

Permanecemos suspendidos
en un abismo insulso,
que nos mantiene enraizados
en este hueco mundo.
Pensamientos cuadriculados,
entre tu vergüenza
y la ausencia de la suya lindados.
Sin ventanas
en este cementerio camuflado.

Hay jeringuillas y fetos
en letrinas olvidados.
Hay balas perdidas
y canibalismo sexual tolerado.
Hay tambores de guerra
y un sobre de sopa caducado.

En el darwinismo del mercado
tu vida es un bono basura,
sin aval y mangoneado.
Espejismos de felicidad.
Néctar de egoísmo concentrado
en tu televisión de plasma.

Y mientras,
las lágrimas siguen alimentando
mis sueños agrietados.



Barbie

Un reflejo se asoma en el baño
y sólo es una estrella
empapada en alcohol.
Con su media sonrisa
colgada de un espejo roto.

Empieza la cuenta atrás.
No tienes dueño.
Ni sueño.
Ni reloj.
Y la luna aún llueve ahí fuera.

Sabes que sólo será esta noche
pero alguien bailará a tu son.
Sólo por esta noche
no serás pequeña,
no te sentirás pequeña.
Sólo por esta noche.
Aunque luego quieras borrarla.

Usar y tirar.
Muñeca de trapo.
¡Maldice!
Maldice y traga
néctar de falsas promesas,
exprimido en cada beso robado,
en cada copa de deseos pisoteados.
Barbie de un caballero
sin honor,
ni caballo blanco.

[Quizá seas tú quien baile al son de otro borracho.]



Tengo miedo de olvidar

Tengo miedo de olvidar
mi infancia
y quedarme huérfana
de pureza.
Tengo miedo de olvidar
nuestros paseos
por los maizales de la vega.
Extraviar el tacto
cálido
del columpio de madera.
Tengo miedo de que
el tiempo
nuble los domingos de paella
y el bullicio
que en el salón de los abuelos
revolotea.

Quiero bordar un edredón
con el tacto de tus abrazos
y cubrirme con él

para no perderme.




Tengo que obligarme a reír

Tengo que obligarme a reír,
aunque no quiero.

Tengo que obligarme a reír
para no acobardarme.
Para no arrinconarme
a sentir las páginas yermas
que se acumulan en mi calendario,
sin ti.

Tengo que obligarme a reír
y no quiero.
Que el oscuro silencio
que recalca tu vacío
me atormenta y se incrusta
en el techo.

Tengo que obligarme a reír
para no caer en la trampa.
Para no sentirme abandonada
cuando nunca estuviste aquí.

Tengo que obligarme a reír
porque tengo que obligarme
a olvidarme de ti.







.


1 comentario:

  1. Gracias, Fernando, por tu labor en pro del conocimiento de los poetas de esta tierra.- Un abrazo

    ResponderEliminar